El hombre no es un compuesto de dos partes: cuerpo y alma; hay tres: el cuerpo, el espíritu y el carácter; el espíritu lo forma el carácter; este se modela por el cuerpo. He aquí lo que los antiguos sabían y lo que a duras penas nosotros estamos volviendo a aprender (Pierre de Coubertin, 1894)