Los miembros del Comité Olímpico Internacional, no son de ninguna manera delegados en el seno del Comité. Incluso les está prohibido aceptar de sus ciudadanos, cualquier mandato imperativo que pueda encadenar su libertad. Deben ser por ello considerados como embajadores de la idea olímpica en sus respectivos países (Pierre de Coubertin, 1929)
En las sesiones del Congreso y al margen de los informes de los asistentes sobre las actividades realizadas en el bienio, se lamentó y puso de manifiesto la retirada de la subvención económica a la Asociación por parte del Comité Olímpico Internacional (COI) en la suma de 10.000$.
Como actos culturales y sociales complementarios del Congreso, cabe destacar la inauguración de una plaza con un busto de Pierre de Coubertin donado por el COI en la Universidad Pablo Olavide, con la asistencia del Rector de la Universidad, Agustín Madrid, y el Presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, entre otras personalidades, así como también las visitas realizadas a la Catedral, al Archivo de las Indias y a la Real Maestranza de Caballería en donde fueron amable y hospitalariamente acogidos por el Hermano Mayor, Alfonso Guajardo Fajardo, siendo al fin despedidos los congresistas con una suntuosa cena ofrecida por el miembro de la Academia Olímpica Española (AOE), Enrique Moreno de la Cova, pieza clave en la organización del Congreso, y su esposa Cristina Ibarra, en su emblemática mansión de Palma del Río.
